La directora de la flamante área de Pueblos Originarios del Ministerio de Agricultura
habla sobre su visión de las instituciones, la relación con el territorio y la importancia de
fortalecer la identidad intercultural en la sociedad.
Silvia lo tiene bien claro, ella
no es una funcionaria. “Asumí
el mandato de mi pueblo, y es
mi pueblo el que va a definir si
estoy haciendo bien las cosas”,
afirma. Con esa convicción nos
recibe en el piso 14 de Azopardo 1025, en el barrio porteño
de San Telmo, donde funciona
la nueva área de Pueblos Originarios de la Secretaría de
Agricultura Familiar. Sobre su
escritorio despliega una colorida bandera. “Es la mapuche”,
explican sus colaboradores. Es
mucho lo que desconocemos
sobre los pueblos originarios.
Silvia nos mira firme. Tiene 36
años y es logko (jefa) de la de
la comunidad Gelay Ko en Zapala, centro de Neuquén. Hay
certeza de líder en cada una de
sus palabras.
¿Cómo surgió el área de Pueblos
Originarios?
- Nosotros pertenecemos al Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos
Originarios (ENOTPO), espacio
integrado por 39 pueblos originarios de todo el país y más de
45 organizaciones territoriales.
Desde este espacio buscamos
incidir políticamente en el Esta- do a partir de nuestras propias
organizaciones. El área es el resultado de un proceso establecido con el Gobierno Nacional
en el Bicentenario, a partir del
cual se elaboró una propuesta
para garantizar la participación
de los pueblos originarios en la
Secretaría (de Agricultura Familiar).
En este sentido, tuvimos
varias reuniones con el secretario, Emilio Pérsico, en las cuales
acordamos la generación de un
espacio de pueblos originarios
dentro de la Secretaría. Y así
fue como nació este espacio,
que es militado y compuesto
por el ENOTPO.
¿Cómo viven esta situación particular
que se da actualmente, en la cual los
pueblos originarios tienen participación
dentro del Estado?
- Si hacemos una lectura histórica, tenemos que decir que
el Ministerio de Agricultura fue
uno de los entes que financió la campaña de exterminio
de nuestros pueblos. Entonces
para nosotros, formar hoy parte de esta institución implica
revertir el proceso de la conformación del Estado. Y también
garantizar la participación plena de los pueblos originarios en
estos espacios de gestión, que
luego se traducen en políticas
públicas para nuestra gente.
¿Cómo es el día a día dentro del
Ministerio?
-Tenemos que hacer cotidianamente
un trabajo de escuela,
porque se desconoce la realidad
de los pueblos originarios.
Muchas veces intentan asimilarnos
con otros sectores. Pero
nosotros tenemos una forma de
ver el mundo y de relacionarnos
con el territorio que nos hace
diferentes. No somos ni campesinos indígenas, ni agricultores
familiares, ni etnias, ni razas,
somos pueblos originarios. Tenemos una cultura distinta que
debe ser conocida, reconocida
y respetada. Es necesario poder
explicar a la sociedad quiénes
somos, por qué decimos que
somos pueblo, por qué decimos
que somos sujeto de derecho y
por qué planteamos la relación
que planteamos con nuestros
espacios territoriales. Queremos
construir un Estado intercultural
donde reconozcamos recíprocamente nuestros derechos.
Como área, ¿tienen una lógica
de funcionamiento propia, diferente
a la de otras áreas?
- Tenemos una forma de trabajar
muy colectiva, porque
estamos en comunicación permanente
con todos los “coordinadores
regionales”, que son
personas que tienen bajo su
responsabilidad las zonas en
las cuales estamos distribuidos,
en función de los pueblos y de
las ubicaciones de cada organización.
Esto lo estructuramos
junto con la Secretaría de Agricultura
Familiar, a través de sus
delegaciones.
¿Cuáles son los principales objetivos
de gestión?
- Nuestra área tiene dos metas
importantes: la primera, fortalecer
la organización y la institucionalidad
de las comunidades.
Es decir, lograr que tengan
su personería jurídica, su cuenta
bancaria y todo lo que se
necesite para solicitar y ejecutar
proyectos. La segunda, ejecutar
y elaborar proyectos que fortalezcan la infraestructura, los equipamientos y el
acceso a la tecnología.
El territorio es un espacio en el que se cruzan distintos
intereses y conflictos. La tenencia de tierras
sigue siendo un problema a resolver.
¿Cómo encaran esto desde el área de Pueblos Originarios?
- El tema tierras es muy importante y sumamente
delicado. El territorio es un espacio en el que
nosotros decidimos desarrollarnos y al cual nunca vamos a renunciar. Si bien para la Secretaría
de Agricultura Familiar esto es un punto relevante, para nosotros lo es mucho más. Hoy en día,
más allá de que se esté ejecutando la Ley 26.160
(de comunidades indígenas) y la Ley de Bosques,
continuamos sufriendo el despojo de nuestros territorios, porque hay muchos intereses en juego.
El petróleo, las mineras, los bosques, el agua, la
producción de la soja, todo está sobre nuestros
territorios.
¿De qué manera conviven en vos ambos roles, el de funcionaria
y el de representante de pueblos originarios?
- El ENOTPO nos ha delegado una responsabilidad
al equipo y a quien lleva adelante el área,
que en este caso soy yo. Tenemos un mandato de
nuestros pueblos, y son ellos quienes van a definir
si estamos haciendo bien las cosas. Por lo tanto,
para nosotros no es importante tener una clara
definición de roles. El Gobierno nacional generó
una apertura, una posibilidad para nosotros de
transformar el Estado. Lo que tenemos en nuestras
manos, ahora, es el desafío de construirlo.
FUENTE: http://www.minagri.gob.ar/site/agricultura_familiar/publicaciones/revista_campesinas_32.pdf
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