sábado, 10 de octubre de 2015

POSICIONAMIENTO DEL ENOTPO HACIA LA CONFERENCIA MUNDIAL DE LOS PUEBLOS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO Y DEFENSA DE LA VIDA




Bolivia 10 al 12 de octubre de 2015


Nuestro continente, hoy denominado América, es nuestro Territorio ancestral y está lleno de vida, o como se diría desde el occidente, es rico en biodiversidad. Para los Pueblos Originarios estas diversas formas de vida, los ríos, las montañas, el viento, el sol, los animales, las plantas, en el espacio aéreo y en el subsuelo, son fuerzas naturales que componen nuestros Territorios. Todos y cada uno de los elementos de la naturaleza integran nuestra cosmovisión y espiritualidad, y son la fuente fundamental para el desarrollo de nuestras vidas, nuestros pensamientos, la base de nuestra propia ideología y de nuestro proyecto filosófico y político.

Desde la colonización del Abya Yala nuestros pueblos fueron empobrecidos, sufriendo la instalación coercitiva en nuestros Territorios de sistemas sociales y productivos eurocéntricos y usureros por parte de los países imperialistas. El oro y los recursos extraídos de nuestros territorios fueron insertados en los incipientes mercados europeos y generaron las condiciones para el desarrollo del capitalismo y su imposición como nuevo orden mundial económico y social. 

El nuevo sistema global nos ubicó en el lugar de “tercer mundo”, el lugar de la pobreza, favoreciendo la intervención de estos países en las políticas económicas internas a través de la imposición de modelos de “desarrollo” ajenos a nuestras propias formas e identidades. Estas políticas, digitadas por grupos económicos y financieros, persiguen como fin último nuestros bienes naturales, debilitan nuestra soberanía y producen profundas desigualdades sociales y un enorme pasivo ambiental. 

En este marco de disputa global por el control de los “recursos” naturales, los Pueblos Originarios somos los primeros afectados. Si bien la disputa entre países centrales y periféricos respecto de las “responsabilidades comunes, pero diferenciadas e históricas” es real y legítima, el hilo siempre se corta por lo más fino. En los ámbitos internacionales los Estados continúan acordando políticas públicas y objetivos a corto, mediano y largo plazo para mitigar el proceso de cambio climático, sin garantizar la participación efectiva y con incidencia real de los Pueblos Originarios en tales negociaciones. Mientras que los países imperialistas intentan conquistar y arrasar nuevos territorios, y los países periféricos continúan parados en la línea difusa que significa el fortalecimiento de la soberanía por un lado y la continuidad de los modelos de exportación de materias primas por otro, somos los Pueblos Originarios los que venimos defendiendo, con nuestros propios cuerpos, los Territorios ancestrales y el derecho a vivir en armonía con todos los seres y fuerzas de nuestra Madre Tierra. 

Nuestros mayores nos enseñaron a leer la niebla, el frío y el calor, los temblores de la tierra y los eclipses. Nos enseñaron a interpretar el sonido de los ríos y dialogar con el viento, a conversar con el monte, con la lluvia, y con cada ser vivo. Producto de ese conocimiento ancestral, nuestros territorios están llenos de vida, son ricos en diversidad biológica, porque durante miles de años aprendimos a convivir de forma armónica con las fuerzas naturales de nuestro entorno y les rendimos respeto.

En el marco de la lucha de nuestros Pueblos por la defensa del territorio, en la década del ‘90 comenzó a utilizarse el concepto del “Buen Vivir” en los ámbitos internacionales para referirse a esta forma de vida que los Pueblos Originarios supimos establecer desde tiempos ancestrales, en oposición al modo de vida occidental-capitalista-liberal. Sin embargo creemos que es necesario profundizar la discusión en torno a lo que este concepto significa, su potencial y sus limitaciones, teniendo en cuenta asimismo la apropiación del mismo (incluso podemos discutir su generación) por parte de diversos actores políticos, especialmente los organismos internacionales, que lo han adoptado como un lema políticamente correcto, desde el cual operan hacia el interior de las organizaciones de nuestros Pueblos, como así también en la política interna de los Estados, y que en la práctica está muy lejos de expresar los saberes ancestrales y experiencias transmitidos por nuestros mayores. 

Para discutir el “Buen vivir” hay que empezar por el hecho de reconocer la gran diversidad cultural que existe entre los diferentes Pueblos Originarios. Si bien compartimos en cierta medida una relación de respeto con la Madre Tierra y entre todos los seres vivos, cada Pueblo tiene su cosmovisión y diversas realidades territoriales. Es por ello que cada Pueblo va a tener distintas formas de expresar y poner en práctica esa relación con el Territorio. De este modo, no es posible reducir el “Buen Vivir” a un simple concepto, porque este implica la conjunción de diversas culturas, cosmovisiones y prácticas. No hay un manual para el “Buen vivir”. Lo que si hay son cosmovisiones, culturas, identidades, modos de vida y de ordenamiento que los Pueblos Originarios practicamos desde hace miles de años en base a valores que, desde una perspectiva general, se basan en la complementariedad y reciprocidad entre los seres vivos y el Territorio.

La aparición y multiplicación de técnicos y “expertos” del “Buen vivir” es uno más de los mecanismos ya conocidos de los organismos internacionales y los Estados para acallar una vez más las voces de nuestros Pueblos y de nuestros territorios. Lo que realmente necesitamos es el reconocimiento de los Pueblos Originarios como sujetos de derecho, la pluralidad cultural en el marco de los Estados y la conformación de mecanismos de consulta y participación efectivos y vinculantes. 

Para ello, desde el ENOTPO entendemos que es perentorio trabajar fuertemente para transformar los Estados monoculturales en Estados Plurinacionales. No es posible seguir sosteniendo estructuras del colonialismo racista que nos exige a todos ser iguales y uniformes, siguiendo un modelo occidental que nos impone idioma, religión, sistema político, educación, conceptos de derecho y justicia, que nada tienen que ver con nuestra historia e identidad. La profundización democrática exige el reconocimiento de los Pueblos Naciones Originarias como sujetos de derecho con participación activa. Es por ello que resulta fundamental la apertura de un debate sobre el constitucionalismo plurinacional y la descolonización de los Estados, para que el reconocimiento de la diversidad cultural no sea meramente declarativo y se materialice en la incorporación real de la pluralidad en la organización del poder político.

Apoyamos el nuevo camino político emprendido por muchos gobiernos de la región, de reparación histórica y de justicia social, en busca de una identidad propia, ya que entendemos que este es el paso necesario para defender la soberanía de los Estados sudamericanos y es el camino correcto hacia la verdadera independencia. Sin embargo el camino es largo y lo hecho hasta el momento aún no es suficiente. Es necesario seguir profundizando estas políticas y animarse a imaginar nuevos Estados Plurinacionales que reflejen y representen genuinamente a los pueblos y culturas de nuestra región, dejando de mirar al norte y a los centralismos de una buena vez para reconstruirnos desde nuestra propia esencia.

Para ello es necesario:

  • Reconocer al sujeto colectivo “Pueblo Originario”: Cada “Pueblo Originario” es un Sujeto político y jurídico colectivo (no individual) que detenta derechos especiales. Todas las personas que pertenecen a un Pueblo Originario tienen los mismos derechos civiles y ciudadanos que el resto de la sociedad, pero además, por pertenecer a un Pueblo Originario y ser parte de ese sujeto colectivo, poseen un marco de Derecho Indígena que emana del Derecho Consuetudinario (propio) de cada Pueblo, el cual es de incidencia colectiva (es decir que afecta a todo el Pueblo en su integridad cultural y territorial). 
  • “Pueblo” y “Comunidad” no son sinónimos. La instalación de los Estados occidentales ha desnaturalizado nuestra condición de Pueblo, porque ha roto el sistema de manejo territorial ancestral en cientos de partículas. Cada comunidad es una parte constitutiva de un Pueblo. La comunidad es la forma organizativa que se dan los Pueblos Originarios en su Territorio, pero el sujeto de derecho colectivo es el Pueblo Originario. El Pueblo se relaciona con el Territorio en el que se desarrolla social, cultural y espiritualmente, y todas las comunidades comparten una misma identidad, la Identidad Territorial del Pueblo al que pertenecen.
  • Reconocer el Derecho al Territorio y a la Identidad como Derecho Humano en el marco de los Derechos Colectivos: la preexistencia de nuestros Pueblos a la creación de los Estados implica una serie de derechos que deben ser reconocidos y garantizados, reconociendo también que las fronteras estatales impuestas a los Pueblos Originarios nos han llevado a una situación de migración forzada en nuestros propios territorios. 

Somos parte del Territorio y este es parte de nuestra Identidad. Compartimos cada uno de los espacios territoriales de manera armónica. El valor cultural representado en el Territorio, difiere del valor mercantilista, productivo o comercial atribuido por el mundo occidental a la propiedad privada. El Territorio para los Pueblos Originarios es integral. No es posible reconocer el Territorio y desconocer sus componentes. En nuestro territorio, en nuestros montes, bosques, ríos, quebradas, montañas o llanuras, encontramos los Pueblos Originarios, nuestra farmacia, mercado, universidad, fabrica, nuestros materiales para la vivienda, el alimento para el sustento diario, la base para nuestro desarrollo. Estos elementos son el resguardo de nuestra continuidad como Pueblos Originarios. 

Ningún Pueblo puede desarrollarse, ni proyectarse si no es desde la base que le da origen, sustento, cosmovisión, que es el espacio físico: Pachamama ó Wajmapu, Territorio. Es fundamental el reconocimiento del Territorio como punto de partida para una reparación histórica real, como eje central del desarrollo productivo socio-cultural y económico, incluyendo el control y administración de nuestros Bienes Naturales. 

  • - Reconocer las instituciones políticas propias de los Pueblos Originarios preexistentes. Los pueblos originarios tenemos nuestras propias formas de organización política. Cada pueblo tiene sus propias autoridades políticas y espirituales, algunos de ellos son: longko, werken, kona (pueblo Mapuche) mburuvicha (pueblo Guaraní), iquines, titaquines (pueblo-Nación Diaguita), kurakas (pueblo Comechingon), camachej, tinkina (pueblo Tonokote). Algunos pueblos también tienen un consejo de ancianos. Tomamos las decisiones de manera colectiva en asambleas comunitarias, en las que se reúnen una o más comunidades del pueblo.
  • - Cuestionar la idea misma de “desarrollo”, que lleva inmersa la ilusión del progreso, de copiar el estilo de vida europeo, y de una identidad propia negativa como lo “atrasado”. El “subdesarrollo” no es un fenómeno aislado propio de algunos países, sino parte de un proceso global producido por la expansión imperialista del modelo capitalista europeo-occidental, iniciado con la conquista de América y que continua en la actualidad. Debemos superar la idea del “progreso” y el “desarrollo” y construir un nuevo modelo basado en otros valores y principios diferentes a los propuestos por el modelo imperialista-capitalista.
  • - Construir un modelo económico-social para un modo de vida intercultural basado en los principios de la diversidad, complementariedad y reciprocidad. Que respete nuestro derecho a definir nuestro ordenamiento y modo de vida en nuestros territorios; y que, al mismo tiempo, tome de los saberes y experiencia de los Pueblos Originarios los elementos necesarios para un modelo económico-social alternativo al sistema capitalista.
  • - Reconocer la tierra, el agua y el bosque como “bienes estratégicos no renovables”: es un cambio de paradigma fundamental para defensa de la vida en el presente y para las futuras generaciones.
  • - Reconocimiento y puesta en valor de los conocimientos, saberes y prácticas ancestrales de los Pueblos Originarios: Nuestros ancestros nos han transmitido de generación en generación el conocimiento profundo de nuestros territorios y de las propiedades de los bienes naturales que allí se resguardan. Nuestros sanadores hacen uso de diversas hierbas y prácticas para sanar una gran cantidad de afecciones. Muchos de estos conocimientos son utilizados por la industria farmacéutica, sin que se reconozcan esos conocimientos ancestrales a los Pueblos Originarios, ni intelectual, ni económicamente. Asimismo, nuestras propias tecnologías, basadas en saberes ancestrales, aseguran el uso conciente y resguardo de la biodiversidad. Es por ello que el reconocimiento y protección de estos saberes y prácticas resulta fundamental, no solo para los Pueblos Originarios, sino para la salud de toda la humanidad y del ambiente.

Desde un punto de vista local, desde el ENOTPO entendemos que para comenzar a abordar los puntos mencionados, en Argentina será necesaria la implementación de las siguientes políticas: 

  • - Articulación de la Ley 26160 y la Ley 26331 para un relevamiento correcto e integral de la situación territorial de los Pueblos Originarios y sus comunidades. 
  • - Implementación de Programas de Fortalecimiento y Capacitación Intercultural (con participación de Pueblos Originarios, organismos públicos, universidades, etc) que fomente la convivencia del conocimiento tradicional y el conocimiento científico, erradicando la relación racista de conocimiento superior a conocimiento inferior o el intento de mesurar la cultura, y fomentando la aplicación de los saberes, conocimientos y tecnologías ancestrales de los Pueblos Originarios.
  • - Consulta y Participación de los Pueblos Originarios en la aplicación de la Ley de Bosques. Que el Fondo de Compensación de la Ley de Bosques llegue directamente a manos de los Pueblos Originarios y que sirvan para Fortalecer la administración, manejo y control de nuestros territorios, administrada por las propias Instituciones/Organizaciones Territoriales de los Pueblos Originarios.
  • - La Ley de Consulta y Participación a Pueblos Originarios entendiendo que la consulta constituye el proceso fundamental para la puesta en práctica del diálogo intercultural y tiene como objetivo resolver conflictos en el marco de los Estados plurinacionales respetando la diversidad cultural y el derecho indígena a decidir con autonomía sobre todo aquello que los afecta. 
  • - La Ley de Propiedad Comunitaria Indígena es la base para nuestra seguridad territorial y en consecuencia para el desarrollo integral de nuestros pueblos en base al Buen Vivir. En relación a este punto, el derecho de la naturaleza es parte del cambio de mentalidad que es necesario para comprender el Buen Vivir y el significado que tiene el Territorio para nuestros Pueblos. El Territorio es Vida.
  • - Convocatoria a una Constituyente de Pueblos y Naciones Originarias como acción estructural la construcción de un Estado Plurinacional, con el objetivo de definir espacios concretos de co-gobierno, mecanismos de participación y representación legítimas garantizados, mecanismos de co-participación económica en los territorios, y el espacio de definición de las políticas de Pueblos Originarios.

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