16 ago - Campos de concentración, asesinatos, esclavitud. José Menéndez, el papel del Estado y una mirada crítica sobre los salesianos. José Luis Alonso Marchante en su libro “Menéndez, rey de la Patagonia” aporta pruebas del reparto de tierras y el genocidio de los pueblos originarios en Tierra del Fuego.
Publicado hace poco menos de dos años, el libro “Menéndez, rey de la Patagonia” del historiador español, José Luis Alonso Marchante, narra cómo el inmigrante asturiano José Menéndez, junto a otros “pioneros” de fines del siglo XIX, se apoderó de miles de hectáreas en la Patagonia chilena y argentina.
El texto –una investigación de seis años- da cuenta y prueba también la participación del terrateniente en el exterminio de los pueblos originarios de Tierra del Fuego.
Pero además, brinda una mirada sumamente crítica del rol de las misiones salesianas y anglicanas en todo este asunto, cuestionando a figuras como Giuseppe Fagnano, Don Bosco y Lucas Bridges a quienes considera por lo menos “irresponsables” en su accionar hacia los aborígenes, y a quienes describe como hombres “sumamente interesados en los asuntos económicos”.
El historiador, nos recuerda algo que la historia oficial ha silenciado: la manera en la que estos pueblos originarios fueron exterminados, del mismo modo que también ha silenciado los nombres de los responsables del genocidio.
Un genocidio que tuvo lugar hace apenas cien años, a la vista y con el conocimiento de los gobernantes de la época. Un exterminio que benefició a un puñado de familias de origen europeo que se apropiaron de millones de hectáreas ignorando la ley y comprando a todo el mundo, incluso a los que redactaban esas leyes.
Entrevistado por Crítica Sur, Marchante asegura que el genocidio forma parte de una historia que debe ser develada ante los ojos de los fueguinos.
¿Por qué Menéndez? ¿Cómo nace su interés por la historia de la Patagonia?
José Menéndez y yo nacimos en la misma región, Asturias, al norte de España. En mi primer viaje a Argentina escuché hablar de este personaje, que partió a América como un humilde emigrante en los camarotes de tercera clase de un barco y que a su muerte se había convertido en propietario de una línea de navegación ¡para él solo! Su historia me fascinó y comencé a seguirle las huellas a través de los libros, los archivos y los testimonios de la época.
¿Cómo describiría a José Menéndez, por qué se lo llegó a considerar “Rey de la Patagonia”?
El apelativo de “Rey de la Patagonia” se lo pusieron sus admiradores debido a la portentosa fortuna que llegó a acumular y cuyo origen se encuentra precisamente en los negocios que tenía en la Patagonia. Estudiando su correspondencia personal y los testimonios de quienes le conocieron, podemos definir a José Menéndez como un hombre muy codicioso, que no dudó en emplear todos los medios a su alcance para alcanzar sus fines económicos.
¿Qué condiciones se dieron particularmente a fines del siglo XIX para que este personaje junto a otros como los Braun y los Nogueira hayan logrado crear imperios económicos?
Fue el escritor argentino Ernesto Maggiori el que dijo que estos terratenientes no fueron de ningún modo hombres excepcionales, sino que lo excepcional fueron las circunstancias que se dieron en un momento temporal y en un espacio geográfico determinado, que les permitieron alcanzar la riqueza desmesurada por la que hoy son célebres. Probablemente, en otro rincón del planeta no hubieran pasado de ser unos prósperos comerciantes, sin ninguna trascendencia histórica. Sin embargo, en la Patagonia de finales del siglo XIX los británicos introdujeron la ganadería ovina a gran escala y fueron estos latifundistas los que monopolizaron el negocio, haciéndose inmensamente ricos.
"Quizá el testimonio más terrible fue el de un descendiente de Alexander Mac Lennan, el mayor cazador de indios, que me dijo que aunque las matanzas de selk’nam que hicieron Menéndez, su abuelo y otros estuvieron mal, gracias a ellos hoy no hay indios y en Tierra del Fuego existe una absoluta tranquilidad"
¿Pudo tomar contacto con los descendientes directos de Menéndez o de otros estancieros? ¿Asumen algún compromiso con la verdad histórica?
Los descendientes actuales de José Menéndez o Mauricio Braun mantienen una prudente distancia con sus antepasados y tratan de no hablar de los orígenes de sus fabulosas riquezas. Cuando se les pregunta directamente, responden como hizo Federico Braun, el dueño de “La Anónima”, quien indicaba que él había nacido medio siglo después de que sucedieran esos hechos y que por tanto no sentía ninguna culpa. Sorprende esta falta de responsabilidad histórica, algo que contrasta con la actitud de las grandes empresas alemanas (Mercedes Benz, Bosch, Bayer), que han admitido que emplearon trabajadores esclavos en sus fábricas durante el nazismo y que hoy sustentan museos y archivos que cuentan esa parte obscura de su historia societaria. Quizá el testimonio más terrible fue el de un descendiente de Alexander Mac Lennan, el mayor cazador de indios, que me dijo que aunque las matanzas de selk’nam que hicieron Menéndez, su abuelo y otros estuvieron mal, gracias a ellos hoy no hay indios y en Tierra del Fuego existe una absoluta tranquilidad.
¿La desaparición de los pueblos originarios desde la región de Magallanes hacia el sur, fue consecuencia de su paso por estas tierras? Menéndez ¿es un símbolo o es el responsable?
La casi total desaparición de los pueblos originarios (Selk’nam, Aónikenk, Yámana, Haush o Kawésqar) es la consecuencia del proceso de colonización de la región. Cuando los indígenas se convierten en un obstáculo para los intereses económicos de los grandes latifundistas son perseguidos violentamente, perdiendo su libertad y sus tierras. José Menéndez y su yerno Mauricio Braun se encuentran entre los principales responsables de este genocidio, pues sus dos familias se apropiaron de millones de hectáreas de estas tierras, desalojando de ellas a sus verdaderos propietarios.
¿Cuál fue el rol de las misiones salesianas y anglicanas, particularmente en Río Grande y Ushuaia en esa época?
La finalidad de los religiosos era evangelizar a los “salvajes” y transformarlos en individuos útiles para la sociedad y fue en ese proceso cuando se fundaron las misiones salesianas de Isla Dawson y Río Grande y el establecimiento anglicano de Ushuaia. Involuntariamente, los misioneros contribuyeron al genocidio de los pueblos originarios, puesto que la mayoría de los indígenas asilados en las misiones murieron enseguida a causa de epidemias. Los hechos demuestran que los religiosos actuaron irresponsablemente, con enorme improvisación, puesto que ni siquiera tenían un médico para tratar a los enfermos. Tampoco hicieron caso a los que les avisaron de lo que iba a suceder y las misiones terminaron convirtiéndose en una trampa mortal para miles de mujeres, hombres, niños y niñas.
En su libro, afirma que las misiones salesianas de isla Dawson y Río Grande se habían convertido, desde su fundación, en un “precedente de los modernos campos de concentración” donde los indígenas eran retenidos contra su voluntad en un verdadero “holocausto”. ¿Qué pruebas dan cuenta de que fue así? ¿Qué hechos concretos hubo?
La misión salesiana de Dawson se estableció en una isla, adonde los kawésqar y los selk’nam eran trasladados forzosamente, de donde no podían escapar. Se les obligó a vivir en barracones, a trabajar en el aserradero o como ovejeros y finalmente la mayoría de estas personas murieron a causa de las deplorables condiciones de vida a las que fueron sometidos. Durante la dictadura de Pinochet, en esa misma isla, se instaló un campo de detención de prisioneros políticos, algo que se narra magistralmente en la película “El botón de nácar” de Patricio Guzman. De la misión de Río Grande en Tierra del Fuego tampoco era posible escapar, puesto que estaba rodeada por las estancias de Menéndez y Braun cuyos empleados disparaban contra aquellos que merodeaban por sus alrededores. Hemos estudiado los libros de la misión y tenemos contabilizados más de un millar de muertos, solo sobrevivió el 1%. En los diarios de los religiosos también se deja constancia de cómo los indígenas trataban una y otra vez de escapar o de cómo los hombres de Menéndez les daban caza y los mataban.
"Los hechos demuestran que los religiosos actuaron irresponsablemente, con enorme improvisación, puesto que ni siquiera tenían un médico para tratar a los enfermos"
Teniendo en cuenta su visión crítica del rol de los salesianos y anglicanos, entre ellos figuras fuertes para los patagónicos como son Lucas Bridges, Don Bosco y Giuseppe Fagnano ¿Por qué cree que se impuso una visión casi romántica de lo que ellos vinieron a hacer a Tierra del Fuego?
Conocemos la vida de Lucas Bridges por su propia autobiografía, en la que se presenta como “el amigo de los indios” pero donde apenas habla de su rol de gran estanciero, con haciendas en Tierra del Fuego, Chile o incluso África. Estudiando la correspondencia personal de Bridges, comprobamos que en realidad era muy amigo de los Menéndez-Behety, responsables de las cacerías contra los selk’nam, con los que tuvo muchos negocios en común. Giuseppe Fagnano fue el organizador de las misiones salesianas en la Patagonia y su vida ha sido narrada por los propios historiadores salesianos, presentándonosla de forma idealizada. La realidad es que era un hombre profundamente interesado en los asuntos económicos y que especuló con las tierras de la misión. A pesar de haberlas recibido gratuitamente de los gobiernos chileno y argentino, cuando los indígenas murieron por las enfermedades, les vendió las tierras a los grandes latifundistas, nada menos que a José Menéndez y Mauricio Braun, lo que constituye un acto reprobable desde todo punto de vista. Esta maniobra se ha ocultado en los libros de historia, casi nadie sabe lo que pasó con esos terrenos, y para nosotros fue una sorpresa encontrar los contratos de compraventa que demostraban la vergonzosa transacción.
¿Cómo asumen hoy los pueblos patagónicos la historia del exterminio?
Tanto en Chile como en Argentina existe actualmente una enorme sensibilización sobre la tragedia ocurrida con los pueblos originarios de la Patagonia y Tierra del Fuego y en ambos países se promueven procesos de reconocimiento histórico. En Chile un grupo de historiadores, intelectuales y diputados ha solicitado al gobierno el reconocimiento del genocidio selk’nam y en Argentina el Concejo Deliberante de Río Grande estudia la creación de un día para el de recuerdo de estos hechos. Por otro lado, instituciones como el Museo de La Plata o el Museo del Hombre de París ponen todos los medios a su alcance para facilitar la restitución de los restos humanos a sus comunidades.
De acuerdo a su investigación ¿Cuánto de culpa tuvieron los Estados argentino y chileno en el genocidio? ¿Estaban al tanto de los crímenes? Incluso menciona que hubo episodios de esclavitud.
Las autoridades chilenas y argentinas tenían la obligación de velar y proteger a los habitantes que vivían en su territorio y es evidente que no lo hicieron, por lo que son responsables de este terrible genocidio contra los pueblos originarios. En algunos casos incluso tuvieron un papel protagonista, como cuando en agosto de 1895 Manuel Señoret, el gobernador de Magallanes, repartió como esclavos a 165 Selk’nam que habían sido capturados en Tierra del Fuego. Esta reintroducción de la esclavitud está suficientemente documentada ya que, debido a las protestas de la población, se hizo un juicio contra el gobernador, que tuvo que renunciar a su puesto.
Desde su mirada ¿Cuál cree que sería, si es posible, una verdadera reparación a la memoria de los pueblos originarios?
Lo primero es lograr que se conozcan los hechos históricos tal y como se desarrollaron, algo en lo que se ha avanzado mucho gracias a los excelentes trabajos de autores argentinos, como Osvaldo Bayer, Marcelo Valko o María Andrea Nicoletti, y chilenos, entre los que citaría a Jorge Baradit, Alberto Harambour o Pavel Oyarzún. A continuación hay que devolverle el protagonismo a las comunidades originarias, que son los verdaderos depositarios de la herencia ancestral de estos pueblos. Ruben Maldonado de la comunidad selk’nam, Cristina Calderón del pueblo yámana o Celina Llan Llan kawésqar de Magallanes son algunos de los líderes más representativos.
"... hay que devolverle el protagonismo a las comunidades originarias, que son los verdaderos depositarios de la herencia ancestral de estos pueblos"
Usted dice que las huellas del modelo económico agroexportador que se impuso en la época de Menéndez, entre otros, contribuyó a entorpecer el progreso de amplias regiones ¿Qué consecuencias observa hoy de eso?
Hubo un proceso de despoblación por métodos violentos. Antes de la llegada de los colonizadores, la Tierra del Fuego estaba habitada por casi diez mil personas, entre Selk’nam, Yámanas y Haush, mientras que a principios del siglo XX la población se había reducido a una tercera parte. Hoy, aparte de las ciudades, entristece ver enormes extensiones de tierras en la Patagonia en las que los únicos seres vivos son las ovejas.
¿Interpreta continuidades de aquellas apropiaciones de tierras a fines del siglo XIX con la situación actual de la Patagonia donde actuaron estas familias oligárquicas?
La Patagonia de hoy es consecuencia de los hechos históricos que se allí se vivieron. El modelo económico agroexportador se ha mantenido sin variaciones, tal y como lo impusieron las rancias familias de la oligarquía ganadera. En la actualidad, Argentina sigue siendo un país exportador de materias primas, sin apenas industrialización.
¿Cree que estamos cerca de una verdadera comprensión de la Historia? ¿Qué hacemos con esa verdad que hoy leemos a través de estas investigaciones?
Tengo mucha esperanza en la sociedad civil, que se organiza a través de las redes sociales, que debate y reflexiona y que es capaz de cambiar las cosas. Me ha sorprendido ver la toma de conciencia de los habitantes de la Patagonia y Tierra del Fuego y no tengo duda de que serán ellos los que decidan el futuro de su región.
Se van a cumplir dentro de poco dos años desde que publicó el libro, qué repercusión ha tenido tanto en las comunidades patagónicas donde ha investigado, como de las propias autoridades actuales, y las comunidades religiosas.
El libro “Menéndez, rey de la Patagonia” ha alcanzado una inesperada repercusión, con más de 10.000 ejemplares vendidos y cinco ediciones en solo dos años, lo que es un síntoma del enorme interés existente entre los habitantes de la Patagonia por su propia historia. En Tierra del Fuego está agotado y los lectores lo están encargando a las librerías de Buenos Aires. También ha recibido excelentes críticas e incluso el Colegio de Profesores de Chile lo ha incluido entre las lecturas recomendadas.
Imagino que un escritor no escribe su obra pensando en recibir un premio, en su caso fue recientemente nominado a los International Latino Book Awards 2016 por el Libro “Menéndez, Rey de la Patagonia? ¿Qué representa para usted este reconocimiento?
Cuando terminé de escribir el libro, mi único objetivo era conseguir la difusión de la investigación que había realizado durante casi seis años y que esta historia llegara al mayor número posible de lectores. Una vez logrado esto, la nominación de mi libro a la edición de este año de los International Latino Book Awards ha sido una grata sorpresa, puesto que este prestigioso galardón, el más importante para un autor latino en Estados Unidos, permitirá la traducción de la obra al inglés y por consiguiente la ampliación de su público. Se está valorando también una traducción al francés, al italiano e incluso al japonés, lo que demuestra que la historia de la Patagonia y la Tierra del Fuego, territorios de gran belleza y con un irresistible atractivo, interesa en el mundo entero.
Fuente: http://criticasur.com.ar/nota/655/menendez_la_historia_detras_del_genocidio_de_los_pueblos_originarios
sino respetan esto que nos espera
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