22 AL 23 DE SEPTIEMBRE DE 2014
Es común escuchar que Argentina es el país “más europeo” de América del Sur. La conformación de Argentina como un Estado independiente fue un proceso que estuvo atravesado por sectores con intereses distintos y contrapuestos. La victoria por parte de la línea liberal, negó la preexistencia de los Pueblos Originarios que vivíamos en este territorio y procuró la construcción de un país a imagen y semejanza de las nuevas Naciones Europeas, homologando el Estado a una única Nación y cultura, la europea-occidental. Esta imagen, lejos de responder a la realidad concreta, refleja la imposición de una ideología racista y eurocentrada, encabezada por las clases políticas, oligárquicas y terratenientes que entregaron nuestros territorios y bienes naturales a las potencias imperialistas, alineadas con el orden capitalista mundial.
Sin embargo en Argentina en la actualidad existimos y preexistimos más de 39 Pueblos Originarios, con culturas, idiomas, espiritualidades, símbolos, formas de organización con instituciones políticas y económicas propias para administrar nuestros territorios. Seguimos de pie, porque no se pueden matar identidades, ni extirpar culturas y pensamientos milenarios.
Somos culturas vivas y dinámicas que nos desarrollamos de acuerdo a nuestras propias pautas culturales ancestrales. Fuimos parte de las luchas por la independencia y emancipación de nuestros pueblos, por una Patria Grande Libre y Soberana, y hoy estamos aquí debatiendo y definiendo el presente y futuro de nuestros pueblos, con propuestas políticas propias de manera autónoma.
Durante largos años de colonización, invisibilización y paternalismos, actores externos como las ONG’s, las Iglesias, los partidos políticos y los denominados “especialistas” (antropólogos, abogados, etc.) pretendieron hablar en nuestro nombre, sin embargo hemos retomado la voz en primera persona y no vamos a permitir que nunca más se usen nuestras demandas para intereses personales. Nuestra voz es colectiva y emana de nuestros Territorios.
Es por eso que nos encontramos hoy aquí, haciéndonos parte de esta Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas, para expresar los mandatos que nos fueron otorgados por las organizaciones territoriales de nuestros pueblos. Porque son esas organizaciones la expresión genuina de institucionalidad, de ordenamiento político, cultural, territorial y autónomo que se da cada uno de los Pueblos Originarios en nuestro país. Y como instituciones legítimas de nuestros pueblos decimos:
Nuestra lucha es una lucha histórica y nuestros derechos territoriales no se negocian. Para los Pueblos Originarios el proceso de apropiación y despojo territorial empezó el 12 de octubre de 1492, marcando el inicio de más de cinco siglos de destrucción de nuestra identidad, prohibición de nuestros idiomas y creencias, del asesinato de nuestras autoridades tradicionales, de la ruptura de nuestras instituciones políticas y sociales y del despojo territorial. Desde hace más de 500 años los Pueblos Originarios tenemos instalados a los BUITRES en nuestros territorios. El imperialismo carroñero, integrado por los países del denominado “1o mundo”, hizo sus riquezas y acumuló su poder mediante el saqueo de nuestros territorios y con la sangre de nuestros antepasados. SÓLO EN LOS PRIMEROS 150 AÑOS DE LA CONQUISTA, SE REGISTRA UN INGRESO A LOS PUERTOS DE LA CORONA ESPAÑOLA DE 185.000 KILOS DE ORO Y 16.000.000 MILLONES DE KILOS DE PLATA, todos ellos producto del trabajo esclavo y saqueo de los bienes naturales de los pueblos y naciones originarias en América. En nombre de la “agencia civilizatoria” la Santa Iglesia y los Reyes Católicos justificaron el GENOCIDIO DE MÁS DE 100 MILLONES DE HERMAN@S.
Intentaron dominarnos, evangelizarnos, invisibilizarnos y eliminarnos de distintas formas, nuestra forma de vida propone el Buen Vivir como un modelo de desarrollo diferente y sobre todo posible, ya que los Pueblos Originarios lo venimos practicado desde hace miles de años. Este sistema se basa en relaciones de reciprocidad y complementariedad, en equilibrio con todos los seres y fuerzas del Territorio. Nuestros bienes naturales no son mercancías a disposición del “progreso”.
El sistema capitalista global ubicó geopolíticamente a nuestra región en el lugar de “tercer mundo”, el lugar de la pobreza, permitiendo la intervención de los países centrales en las políticas económicas internas de los denominados “países subdesarrollados” a través de la imposición de modelos de “desarrollo” que no solo son ajenos a nuestras propias formas de vida e identidades, sino que también responden a las líneas políticas de los primeros. Estas políticas, digitadas por poderosos grupos económicos, financieros y mediáticos persiguen como fin último nuestros bienes naturales, debilitan nuestra soberanía y producen profundas desigualdades sociales y un enorme pasivo ambiental.
Durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983) en Argentina, la deuda privada de estas grandes corporaciones y grupos económicos nacionales y extranjeros fue estatizada generando un incremento descomunal e ilegítimo de la deuda pública. Esta deuda es parte de
los empréstitos otorgados a empresas multinacionales mineras, petroleras y agrícolas, ligadas a la oligarquía terrateniente nacional como sus brazos ejecutores, usurpadores históricos de los Territorios indígenas, cuyas manos se encuentran manchadas de sangre del genocidio de miles de hermanos y hermanas. En el último tiempo, los fondos buitre pretenden extorsionar a la Argentina para dar continuidad al saqueo indiscriminado de nuestros bienes naturales. De este modo, para los Pueblos Originarios es un saqueo por vía doble, ya que el pago de la deuda es el pago a las mismas empresas que despojan nuestros Territorios.
Es por ello que en este nuevo ámbito de encuentro de los Pueblos Originarios a nivel mundial, queremos aprovechar para destacar positivamente el nuevo camino emprendido por muchos gobiernos de America del Sur, de reparación histórica y de justicia social, en busca de una identidad propia, que brinda la posibilidad de imaginar nuevos Estados plurales y soberanos que reflejen y representen genuinamente a los pueblos de nuestra región, dejando de mirar al norte y a los centralismos de una buena vez para reconstruirse desde su propia esencia. En este sentido, celebramos la conformación de bloques regionales y multilaterales como el MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC, como ámbitos centrales e instrumentos que propician la unidad de los pueblos sudamericanos y la soberanía política y económica en la región.
En este camino, es necesario construir colectivamente un orden mundial que respete las pluralidades, las soberanías y la madre tierra, y avanzar en el proceso de reparación histórica del genocidio cometido contra los Pueblos Originarios de todo el mundo.
Insistimos, los Pueblos Originarios no somos pobres, fuimos empobrecidos. No somos “beneficiarios”, somos Sujetos de Derecho Colectivo. Preexistimos a los Estados y tenemos derecho a la Consulta y a la Participación efectiva y directa respecto a las decisiones, a la administración y a cualquier acción que se desarrolle en nuestros Territorios, a través de nuestras instituciones representativas legítimas.
Como lo hicieron nuestros Tokis, Iquines, Mburuvichas: Kallchakí, Kajfvkura, Chelemin, Viltipoco, Likar, Kipildor, Meguesoxochi, Lefxaru, Tupac Amaru, Bartolina Sisa, Tomás Paniri, Andresito Guacurarí, seguimos defendiendo nuestros territorios con nuestras propias vidas ante los embates de los terratenientes, las empresas extractivistas, las corporaciones y empresas multinacionales. Tal es el caso de Javier Chocobar, autoridad del Pueblo Chuschagasta de la Nación Diaguita, quien fue asesinado por defender su Territorio ancestral y su familia aún espera que se haga Justicia.
Su ejemplo y nuestro día a día en el territorio no nos permite olvidar de dónde venimos y de qué forma queremos seguir viviendo: como Pueblos Libres, soberanos en nuestros territorios ancestrales. Ese es nuestro derecho como Pueblos preexistentes.
Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios - ENOTPO
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